Capítulo I

Sé que no acostumbro escribir correos masivos, y menos en casos como este en que es para contar algo personal, pero teniendo en cuenta que a todos les voy a contar masomenos lo mismo y que la cabeza me da vueltas por haber dormido de a ratitos los últimos tres días, esta vez va en cadena pues.
¡Estoy en Tokyo! Llegué hace unas seis horas al aeropuerto. Después de un viaje interminable, con una escala de cuatro horas en Australia donde estaba roto durmiéndome por los pasillos porque en el avión dormía de a tandas, y de haberme quedado con ganas de ver al canguro y de comprarme un didgeridoo y/o un boomerang que estaban zarpados pero bastante caros, otro vuelo largo hasta acá. Al llegar ya me miraron raro y me mandaron pal fondo. Claro, de turista por seis meses no se la creyeron ni ahí, apareció un chabón a mis espaldas y me dijo que lo acompañe, me metió en un cuartito y ahí me dejó. Yo conservando la calma trataba de no pensar en otras 29 horas de viaje de regreso, imaginaba qué decir cuando me vinieran a preguntar con detalles a qué venía. Bueno, digamos que la terminé zafando, del interrogatorio salí airoso, gracias principalmente a Leo que es el que me invitó y al que llamaron por teléfono y me salvó. Después en la revisada una minita me decía:
-"¡Cuántos zapatos!"
-"Es que me gustan los zapatos...", respondí, ¡¡jaja!!
Después una hora y media de tren pa venir al estudio en el trocén. Pocas cosas he visto hasta ahora, pero hay un par que merecen ser contadas:
1, En la entrada de las escaleras mecánicas del aeropuerto había un empleado parado con el fin de que nadie se ponga el palo será.
2, En el supermercado, donde fui a llenar la heladera, la señora de la caja pasaba la mercaderia por el sensor y hablaba en voz bajita como cantando. Lo miro a Leo y le pregunto: "¿Qué dice?" "Está diciendo el precio de cada cosa y como va aumentando el monto de la compra". ¡¡¡Parááá!!!
3, Esta es mortal: llegando al estudio, ya en el centro, habían unos obreros reparando un costado de la vereda. Sólo ocupaban un cuarto del ancho de la misma, y estaba cercado y señalizado, pero aún así ¡¡¡¡¡había un empleado pidiéndole perdón a todos los transeuntes!!!!!!!
Bueno, el estudio es lindo, lo armó Leo solo, es muy buena onda el loco por suerte. Después al bulo, tengo un depto pa mí solo, un ambiente amplio, planta baja pero con un ventanal enorme que da a unos pinos, en una parte bien tranquila de la ciudad de callesitas angostitas y zigzagueantes, con una plaza con fuentes y cuervos que gritan desafinados en la esquina. Zafé del tránsito demoledor. Ya me comí el primer almuerzo. Era pa llevar, lo pagué y me lo dieron al instante, mas rapido que el maldonal.
Ahora estoy esperando que llegue la que va a ser mi compañera para conocerla, y despues me vuelvo pal bulo, ducha y a la cama por favor! Que a la noche hay milonga...
Bueno, un fuerte abrazo para todas y todos, será generalizado pero todos y cada uno de los que reciban este correo son gente a la cual aprecio.
Hernán
Traducciones del lunfardo:
Zarpado: muy bueno
Pal: para el
Ni ahí: imposible
Chabón: hombre
Zafando: esquivando, salvándose
Minita, Mina: mujer
Trocén: centro
Se ponga el palo: se caiga
Bulo: departamento

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