Capítulo V


























Bueno, ya van 5. Eso es lo malo de Japón, el tiempo pasa más rápido. Y eso que llevo una vida masomenos tranquila comparada con el japonés medio, que tiene todos los minutos del día contados, distribuidos y aprovechados. Será por eso que cuando llega la noche se arrancan la cabeza con litros de alcohol. Creo que ningún lugar de la tierra está exento de contrastes, y, por supuesto, Tokyo no es la excepción. Durante el día la ciudad se llena de extraterrestres y playmóvils (en una proporción de 30%-70%), pero por la noche se liberan. Claro, yo la paso bien acá, pero para un japo vivir con tantas leyes y restricciones desde legales hasta morales (tanto respeto, casi no mostrar las emociones, no tocarse ni mirarse el uno al otro) no debe ser fácil, por algo acá tienen la tasa de suicidios más alta del mundo... Son adictos a la tecnología, en los trenes, restaurantes o hasta caminando por la calle andan pegados a unos chiches que no se pueden creer, pero que no dejan de ser cuadraditos con lucecitas de colores que los hipnotizan (algunos hacen ruiditos). El otro día por ejemplo que cometí el pecado de dejarme llevar a un Macudonaldo (hacían unos 8 años que no iba, y ya no creo que vuelva) me llamó la atención que en una mesa ocupada por 6 pibes de unos 15 años con uniforme de colegio, en vez de charlar entre ellos, cada uno enajenadísimo miraba su Póketer siglo 21...
Bueno, como decía, a la noche se liberan arrancándose la cabeza con alcohol (acá las drogas están super prohibidas). Hombres y mujeres de todas las edades tirados por ahí dados vuelta, algunos en sus charcos de vómito. Y no está mal visto, es más, PONERSE EN PEDO ESTA BIEN VISTO y me refiero a toda la sociedad. El otro día me sentí medio raro cuando en una milonga me ofrecieron algo pa tomar y dije que no tomaba alcohol, en la barra habían tres chicas y se me recagaron de la risa en la cara. Una vez subí a un tren y al abrirse la puerta había un chabón crucificado en el piso, y la gente levantaba las patitas y lo esquivaba como si nada, se sentaba y se colgaba con su póketer o su libro (porque también leen mucho). En Baires provocaría una paranoia bárbara... Es que acá, a pesar de su pedo atroz, nunca pierden el respeto por el prójimo, eso es bieeen loco. El otro día vi a un chico malo, vestido de manera imposible, torcida la boca, arreglado el pelito, terminó de tomar una latita y la tiró con ruido en el medio de la calle. En eso consistió su acto rebelde del día... Me lo imagino en plaza Once, no creo que llegue a cruzarla de punta a punta...
Vamos a hablar de mí. Mi pasatiempo y a la vez mi actividad física en este país es la natación. Lunes y viernes a una pileta. Al entrar nadie me revisó, ni me pidió documentos ni nombre, sólo una monedita en una maquinita y atróden. Debido a mis tatuajes voy con remerita de lycra ajustada, pa que no me confundan con uno de la jacuzza... No se podía usar ojotas, todos descalzos nomás, ¡¡¡¡¡y nunca un honguito!!!!! En Argentina, con ojotas y revisación ¡¡¡te agarrás uno champiñone tamaño caño!!! Muy linda pileta, lo único que me rompía un poco las tarlipes era que cada una hora tocaban el pito y todos afuera, se ponía un guardavidas de cada lado a hacer desmesurados gestos con los brazos onda "estamos locos lucas" y después se tiraban a revisar el fondo (todavía no puedo entender el significado de esos gestos...).
Y el miércoles, mi día libre, ¡¡¡¡al mar!!!!! Por un día dejo mi bicicleta blanca, tomo dos trenes descifrando jeroglíficos (las combinaciones son en el mismo andén, pasan las diferentes líneas por el mismo andén), y me voy a una bahía rodeada de morros, muy parecido a Brasil (pero los bosques son de caña de bambú) con el mar totalmente planchado. Me meto bien adentro (unos 200m) donde hay unas boyas y hago point sentado en la soga que las conecta. De ahí, con antiparras, me sumerjo bien hondo a perseguir pescaditos de colores, cangrejos mala onda, estrellas de mar, cardúmenes de miles de pecesitos que se mueven como un solo cuerpo y otros pescadotes que se zambullen de cabeza en ellos pa morfar (yo era uno de esos pescadotes...) y así toda la tarde. ¡Cómo me divierto! Con Pablo parecemos los pibes en Plaza de Mayo correteando atrás de las palomas, ¡jajaa! Es sorprendente la vida que hay ahí abajo...
Pero el último miércoles no me fue tan bien... El agua estaba turbia, no se veía un catzo, me puse a nadar bien adentro y cuando debajo de mí divisaba partes más oscuras daba cosita imaginarme las cosas que podían haber abajo mío sin poder verlas... En una vuelta bajando para ver un poco el fondo le calcé una patada a un coral que me cortó todo el pie (por suerte los cortes fueron en el empeine y puedo seguir bailando). Encima emprendiendo la vuelta apareció de pronto frente a mi jeta una medusa negra, la traté de esquivar pero me agarró la espalda y me la hizo merda, sentí por unos días como si me hubiera revolcado por un nido de gatos peludos... Al llegar a la orilla me fui a la enfermería porque sangraba bastante, y la mina que me limpió no usó guantes ni nada, a pelo nomás. Después me senté en la arena y Noe preparó unos sanguchitos. Me pasó uno, le dí un bocado y mientras lo masticaba ¡¡¡PAAAAAAA!!!!! ¡¡Sentí un golpe violento y a la mierda el sánguche!! ¡¡¡Un águila se tiró en picada desde muy alto y me lo zarpó!!! Pasó a toda velocidad entre las cabezas de ellos dos y fue directo al sánguche, con tanta precisión que la mano ni me la tocó!!!! Qué zarpada, se lo llevó hecho un rollito en las patas...
Después a la vuelta una risa, yo en el tren en malla y ojotas todo quemado y salado y como era hora pico se fue llenando de trajedias igual que los subtes de Baires. Cuando bajé estaba hasta las tuercas, y subió bastante gente más. Ese fue el esperado momento de conocer a los chabones de guantes blancos, metían a las personas a los empujones y cerraban las puertas a los tirones de tanta gente que había...
Bueno, ya no hay tiempo para la sección de cosas que me llaman la atención, sólo que en la playa fui a comprar algo pa morfar a un mercadito y me atendió una señora que no hablaba una goma de inglés y a las señas fue comprendiendo lo que quería, y cuando me intentó preguntar si lo quería caliente me señaló el microondas y me preguntó: "¿Joto?" ¡¡Paráááá!!
Será hasta la próxima será,
abrazos y saludos,
Hernán

Traducciones del lunfardo:
Japos: japoneses
Chiches: juguetes
Pibes: muchachos
Ponerse en pedo: emborracharse
Chabón: hombre
Se colgaba: se distraía
Atróden: adentro
Tarlipes: testículos
Un catzo: nada
Cosita: impresión
En una vuelta: en un momento
Calcé: di
Jeta: cara
Mina: mujer
Zarpada: atrevida
Trajedias: hombres en traje
Hasta las tuercas: lleno
Chabones: hombres, muchachos
Morfar: comer
Una goma: nada

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