Capítulo VIII














Bueno, llegó la hora de ir con la octava, ya me estaba colgando un poco. Es que últimamente ando con mucho laburo, es raro, los japos son raros. El primer mes laburé repoco, el segundo casi, andaba preocupado, pero sabía que me tenía que ganar su confianza para que se me acerquen y se animen a aprender conmigo. Bueno, la semana pasada ya no dí abasto, ¡terminé con un dolor de cintura! De golpe se empezaron a anotar en mis clases en malón y sigue subiendo. Y la milonga que organizo yo, la de los lunes, se está poniendo buena. Así que bien. El viernes fue mi cumple, hicimos una milonga con globos y después de más de un año me tomé unas copas de champagne, agarré la viola y fui al frente a tocar un par de temas. Digamos que por mi estado un par de veces le pifié y el público se me cagó de risa, pero yo también, quévaser.

Mi último día libre (hace un par de semanas atrás porque vengo ya sin franco) me pintó irme pa las montañas. Es que me cansé de las medusas, ya entraba al agua apretando el tujes, y si uno va a la playa es pa relajarse, ¿o no? Parece que con el enfriamiento del agua empieza la temporada de estos simpáticos animalitos. Entonces me pianté pa los bosques. Después de dos horas y media de combinaciones de trenes (la última línea fue un tren viejo que avanzaba bordeando un río entre montañas boscosas) llegué a la última estación. Ahí me tomé un bondi que pasaba por un lago que se veía en el mapa. Me bajé en el lago y era lindo, pero en realidad era artificial, formado por una represa que abastece de energía a Tokyo, y yo quería algo más natural. Caminé un poco por ahí rodeándolo y subí a un mirador. Ahí arriba vi una foto de unas cascadas inmersas en el bosque. "¡Ahí quiero ir!" Me costó un rato averiguarlo pero al final pude informarme que me tenía que tomar el mismo bondi por el que venía y seguir un rato más. Por suerte pasó rápido, pero antes de bajar le pregunté al chofer los horarios de regreso y me dijo que había sólo uno a las 18.30 (eran las 14.30 cuando bajé). No había parada ni nada, me dejó en el medio de la montaña y me señalò un puente de madera que cruzaba un arroyo. "Ahora sí". Resultó ser un sendero entre bosques increíbles coloreados por el otoño bordeando arroyos y subiendo hasta llegar a la susodicha cascada (que era una cagada, un hilito de agua apagada). Pero el camino y la tarde estuvieron buenísimos. Pero claro, a esta historia le falta el toque personal, esas cosas que sólo a mí me suceden. Resulta que en un momento bajé al arroyo donde almorzé y ahí estaba completamente en paz disfrutando del silencio ¡¡¡cuando se me apareció un jabalí!!! Bajó a tomar agua sin haberme visto, pero cuando se topó conmigo se asustó más que yo y salió corriendo bamboleando su culo gordo. (Cuando lo comenté al volver me dijeron que también hay osos...).

A las 17.30 me dí cuenta que ya era casi de noche, así que levanté campamento y emprendí el regreso por el bosque casi a oscuras y llegué a la ruta a las 18.20 ya sin ver un joraca, donde me puse a esperar al bondi en una ruta oscura y desolada. ¡Cuando por fin apareció me pasó por al lado a las chapas! ¡No me vio el cornudo a pesar de que zamarreaba los brazos como el pulpo Manotas! Por un segundo me imaginé varado en la montaña y sentí una mezcla de garrón con entusiasmo, pero le pegué semejante grito en criollo que escuchó y frenó unos 50m más adelante jeje.

Estos días anduve pensando seriamente el porqué de mis gustos extraños. Es que resulta que siempre, a los lugares que voy y donde más a gusto estoy (en estas montañas alejadas, sentado entre las boyas mar adentro, en un jardín precioso junto a un templo en plena ciudad y a 100m de una calle atestada donde voy cada vez que necesito un poco de paz, etc, nombrando sólo Japón) ¡siempre soy el único! Y encima estando en un lugar con taaanta gente esto me está empezando a llamar la atención. Al principio pensaba: "Qué boludos, lo que se pierden", pero ahora pienso "¿Es posible que están todos equivocados menos yo? ¿O será que...?" ¿Ustedes qué piensan?

Ya con los palitos la voy teniendo clara. A pesar de que en Argentina los usaba sin problema para comer sushi, hace un rato por ejemplo comí hamburguesa al plato con palitos. ¡Imaginen mi confusión un día que pedí un pescado a la plancha y me lo trajeron con palitos! Estuvo difícil, pero le agarré la mano. A lo que todavía no le agarro la onda es a comer fideos con palitos, ¡eso sí que es de chinos! Ayer sin ir más lejos tuve una cena de lo más interesante, ya que el centro de la mesa estaba ocupado por una plancha. Al pedir la comida la traían cruda y me la cocinaba yo mismo con dos espátulas, fue divertido aunque salí con una baranda a fritanga... Pero lo más fue lo que vi en la entrada: una bicicleta con tres ruedas, pero no onda triciclo, porque las dos ruedas paralelas ¡¡estaban en la parte de adelante!! Esto ponja...

Sigo avanzando en el idioma, le estoy poniendo bastantes pilas aunque resulte raro llegar a acostumbrarme a no entender ni jota de lo que hablan a mi alrededor. Y mucho menos leer, eso ya no existe, acá soy analfabeto. (También me acostumbré a vivir entre ojos rasgados. Antes para mí los ponjas eran todos iguales, pero ahora los puedo distinguir uno de otro como con los de mi raza. Es más, llegué a habituarme tanto a vivir entre ellos que ya no los veo tanto más "distintos" a mí que por ejemplo un rubio cualquiera en Argentina). Pero como decía, voy descubriendo las dificultades que este idioma posee. En el anterior mail dije que a muchas palabras con sólo cambiarle una letra cambia por completo su significado. Bueno, ¡ahora voy descubriendo muchas palabras con dos significados distintos! Que haya una palabra que signifique tanto flor como nariz puede pasar si se lo comprende por el lado poético, que haya otra tanto para puente como para palitos pa morfar con un poquito más de esfuerzo también le podemos encontrar el sentido, ¿pero que haya la misma para lluvia y caramelo? ¿La misma para distinto y "le pifié"? Un bardo...

Amplío el diccionario de americanismos (palabras foráneas adoptadas por la cultura local al no existir cómo nombrar algo que acá no existía o que reemplazaron a las locales):

Puerta: Doa

Ducha: Yiawa

Desodorante en crema: Deudoranto kurimu

Talco: Pauda (powder)

Esmalte para uñas: Manikiua

Equipito de música: Tepurekoda (tape recorder)

Papel carbónico: Kabon pepa

Papel higiénico: Tiyu pepa

Guía: Gaido

Brad Pitt: Brad Pito

Cosas que me llaman la atención:

Hay una que me llama poderosamente la atención desde el primer día en que llegué y que siempre me olvido de escribir. Es el interno, profundo y lejano reconocimiento que nace en la mirada cuando por la calle me cruzo con otro occidental. Es muy extraño, (sólo se da con los hombres ya que al mirar a los ojos a una desconocida por la calle siempre está el tema sexual de por medio) quién sabe de dónde carajo sea, pero nos miramos a los ojos por no más de una fracción de segundo con una mirada extraña, mezcla de reconocimiento, pedido de auxilio y alivio.

Bueno, hasta acá. Lo que queda por decir llegará en la próxima entrega, no se pierda el próximo capítulo de... Hernán en Tokyo jeje.

Abrazos,

H

Traducciones del lunfardo:

Colgando: distrayendo

Laburo: trabajo

Re... : muy ...

En malón: todos al mismo tiempo

Cumple: cumpleaños

Milonga: lugar donde se baila el tango

Viola: guitarra

Pifié: erré

Me pintó: se me ocurrió

Tujes: culo

Me pianté: fui

Bondi: colectivo

Una cagada: fea, mala

Un joraca: nada

A las chapas: muy rápido

Cornudo: en este caso, mala persona

Zamarreaba: sacudía

Garrón: pasarla mal, mala suerte

Boludos: tontos

Teniendo clara: adquiriendo habilidad

Le agarré la mano: aprendí

Baranda a fritanga: olor a frito

Lo más: lo mejor

Poniendo pilas: esforzándose

Ni jota: nada

Morfar: comer

Un bardo: difícil


No hay comentarios:

Publicar un comentario